jueves, 2 de abril de 2015

Changes


Somos reacios a reconocer los cambios. Creemos vivir en un presente sólido, decorado con pequeños gestos cotidianos que marcan nuestro territorio, nuestra manera de estar en el mundo. Cada día la misma emisora a la misma hora, el mismo despertar, los mismos saludos a las mismas personas, nuestras mismas señales de afecto. Algunos lo llaman rutina. Desde ella construimos lo que creemos ser y desde ella recordamos. Pero el presente no existe, ni el pasado: lo reinventamos a cada instante. Nuestra memoria es un ir y venir permanente para construir y dar sentido a lo que no lo tiene, pues nunca existió de ese modo. La infancia es el espacio que hemos creado para imaginarnos en otro tiempo en que no éramos aún nosotros. Vivimos en el cambio y somos el cambio. Y, sin embargo, cuánto nos cuesta cambiar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario